La sostenibilidad,
entendida como la cualidad que asegura las necesidades del presente sin
comprometer las necesidades de generaciones futuras, es un concepto
que está de moda. Este concepto es para las empresas, sinónimo de
buena reputación y prestigio, y está ligada directamente a su ética
empresarial, su imagen corporativa y su responsabilidad social
corporativa (RSC).Las
mejores empresas del mundo obtienen esta reputación, entrando año tras
año a formar parte en los índices de sostenibilidad más prestigiosos
como Dow
Jones Sustainability Index o FTSE4 Good.
Estos índices de sostenibilidad, son indicadores bursátiles cuyos
integrantes, acreditan la gestión sostenible y responsable a través
de prácticas avanzadas en las distintas facetas que constituyen la
sostenibilidad y la responsabilidad corporativa.
Pero ¿Es posible tener una imagen corporativa impecable, o formar parte del selecto grupo de empresas que entran en estos índices sin ser sostenibles? ¿Qué ocurre cuando una marca se enorgullece de ser sostenible pero sin embargo su producto principal no lo es? ¿Es coherente esta imagen? ¿Es la sostenibilidad un arma de doble filo para las empresas?
Este puede ser el caso de la empresa Automovilística Alemana Volkswagen,
reconocida por sus coches de bajo consumo y de baja emisión de gases
hasta el pasado viernes 18 de septiembre, momento en
el cual la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de Estados Unidos
y el estado de California, acusaron a la compañía de falsear los
informes sobre las emisiones contaminantes. Y recalcaron que alrededor
482.000 de sus vehículos
en EEUU, emitían 40 veces más óxido de nitrógeno (NOx) al límite
permitido por la EPA (modelos afectados e información).
Volkswagen asume su culpay comenzó una exhaustiva investigación en
sus motores. Investigación que ha podido revelar más datos pero no
mejores noticias a empresa automovilística, dado la empresa ha
confirmado que
también existen problemas en las emisiones de dióxido de carbono (CO2).Toda esta controversia se ha producido, por priorizar
sus ventas antes que sus políticas de sostenibilidad, dado que los ingenieros de la compañía germana, reprogramaron software de gestión del motor
en el 2008, el cual modificaba las emisiones de gases del coche pasase a
modo de bajas emisiones para cumplir los estándares exigidos por la EPA
y así ser competentes en el mercado estadounidense.
Profesionales en el tema como Adela
Cortina, Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR, Ética de los Negocios y las Organizaciones, hacen hincapié en que la Responsabilidad
Social Corporativa en un mundo empresarial en donde la prioridad es
maximizar los beneficios económicos, como es el caso Volkswagen, es
una falacia. Porque el objetivo principal en una empresa sostenible es
maximizar y equilibrar sus beneficios
ambientales, económicos y sociales. El problema reside en la sociedad
tan globalizada y consumista en la que vivimos, con mercados tan
exigentes y en donde prevalece la idea del beneficio económico que es
inmediato, a un beneficio social y ambiental
que es difícil de medir y cuyos beneficios se obtienen a largo plazo.
Para
que una empresa sea sostenible, cada agente de la empresa o del proceso
empresarial, cuenta. Tan importante es la venta y la producción como la
gestión sostenible
y sus políticas de RSC. Y que según su toma de decisiones de cada uno
de sus departamentos, puede peligrar la imagen de la empresa y hacer que
esta se encuentre en el filo de la navaja.